Cómo estimular exportaciones en plena tormenta, el desafío del nuevo Gobierno

El Gobierno que asumirá el cargo el 10 de diciembre heredará un escenario macro restrictivo inconsistente con el desarrollo del comercio exterior, sabiendo que los países con una fuerte vocación exportadora crecen más rápido, impulsan un mayor valor agregado en los bienes que venden al mundo y construyen un futuro posible para el aumento del precio de cada tonelada que exporta.

En primer lugar, el nuevo gobierno enfrentará un frente externo adverso con la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de mantener los tipos de interés entre 5,25% y 5,5%, e incluso con pronóstico de aumento para lo que resta del año. Una política antiinflacionista más agresiva de la FED podría impactar en la economía argentina debido a una caída de los precios internacionales de los commodities o moderando su suba.  

Deberá a su vez, afrontar un tipo de cambio apreciado y menos competitivo para las exportaciones. En el futuro, el precio del dólar habrá de estar estrechamente relacionado con la tasa de inflación, que permanecerá elevada en los primeros meses de 2024. 

El déficit fiscal llevará a mantener las retenciones o bajar los reintegros. La caída de los ingresos fiscales en los últimos meses y la reducción del gasto que no alcanza para compensar la menor recaudación, dio un resultado fiscal negativo acumulado a septiembre equivalente a 1,5% del PBI. En este sentido, la meta anual del rojo fiscal acordado con el FMI es de 1,9%, lo cual implica un reducido margen de gasto de 0,4% del PBI para el resto del año.

A su vez, por la sequía, la recaudación que recibe el Estado nacional por los derechos de exportación aplicados a las cadenas agroindustriales registra una caída estimada del 60% para 2023.

En relación a las reservas internacionales brutas, su nivel retrocedió u$s 23.700 M en el transcurso de 2023, desde u$s44.600 M registrados a comienzo de año a u$s20.900 M en la actualidad, según informó el Banco Central.

La necesidad de sostener las reservas obliga a utilizar sistemas burocráticos que restringen el abastecimiento y las importaciones de insumos y tecnología, como son los sistemas Sira, Sirase, y el parámetro de Capacidad Económica y Financiera (CEF) del importador que asigna la Afip a cada Cuit. 

Y si bien se abren continuamente procesos de autorización de Sira pendientes de aprobación, esto no garantiza el acceso al pago en dólares a través del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). De hecho, actualmente se están negociando plazos con proveedores que van de 180 días, para el pago con yuanes de los swaps con China, a 250 días si se realizan en dólares. 

Según datos presentados por 16 cámaras empresarias vinculadas al comercio exterior, el nivel de deuda comercial privado con proveedores del exterior alcanza una proyección para diciembre de 2024 de aproximadamente u$s20.000 M en pagos postergados a través de las herramientas de administración del comercio y los servicios.

Un mecanismo alternativo tendiente a desdolarizar las operaciones de comercio internacional y atenuar los efectos de la restricción externa será el ingreso de la Argentina, a partir de 2024, al bloque BRICS de economías emergentes. La entrada como miembro pleno a este grupo abre la posibilidad de comerciar entre los países aso - ciados en monedas locales. En conjunto, los miembros actuales del BRICS representan el 23 % del PIB global y 18 % del comercio internacional.

Al mismo tiempo, se deberá enmendar la multiplicidad existente de tipos de cambio, un esquema de política cambiaria que no cumple con su objetivo principal de fo - mentar la producción local con aumento de competitividad y protección ante shoc - ks externos. Para ello, el desdoblamiento formal o la unificación con aumento de re - tenciones están entre las alternativas para modificar el sistema actual.

Por último, el desafío es vender valor al mundo en cada tonelada que se exporta. El análisis convencional muestra la evolu - ción de los montos en dólares de las expor - taciones totales argentinas. Sin embargo, existe un análisis diferente, que es el cálculo de un indicador referido al valor agregado de las mercancías exportadas.

Al dividir las exportaciones expresadas en dólares por la cantidad de toneladas para cada año, se observa que el valor de la tonelada que argentina internacionalizó evolucionó de u$s 510 en 2019, año prepandemia, a u$s 605 en 2021 y u$s 705 en 2022.

Cabe tener en cuenta que, tanto el monto exportado como el valor de la tonelada vendida tiene una estrecha relación con la matriz exportadora y la participación en ella de los principales rubros como Productos Primarios, Manufacturas de Origen Agropecuario y Manufacturas de Origen Industrial.

En los nueve meses transcurridos de 2023, el rubro MOA representó el 36 % de las ex - portaciones totales y las MOI representaron el 30 % (al tiempo que el 85 % de las importaciones pertenecieron a este rubro). En tanto, los despachos al exterior de Productos Primarios registraron el 23 % del total, y Combustibles y Energía el 11 % restante. En el último tiempo, el aumento en los montos totales exportados y el valor de la tonelada se debieron fundamentalmente a un efecto precio, a la mejora en la cotización de los commodities. El objetivo será entonces subir al tope de la agenda el estímulo a las exportaciones de alto valor agregado y la diversificación de los envíos de productos nacionales al exterior.

(*) Gabriel Pogliani es Director del Departamento de Economía de Federación Gremial del Comercio e Industria.

Este artículo fue publicado en la Edición Especial Comercio Exterior de Punto biz. Si querés recibir esa y otras ediciones, suscribite a Punto biz.