Uno de los bares más antiguos de Rosario vuelve a abrir sus puertas

Famoso por sus sandwiches de milanesas y su clásica decoración con objetos antiguos, el bar La Buena Medida tiene todo listo para volver al ruedo tras casi un año de haber entrado a boxes. Nacido en 1898, el mítico bar cuenta con una historia de varios capítulos; primero fue almacén, a mediados del siglo pasado se transformó en bodegón y en los últimos años cambió de manos un par de veces. En abril del año pasado, su dueño decidió bajar la persiana para encarar una renovación total -que llevó más de la cuenta- del tradicional bar de la esquina de Buenos Aires y Rioja. 

Según pudo averiguar este medio, el nuevo bar La Buena Medida abrirá en 45 días con la misma esencia de siempre pero incorporando una estética y carta aggiornada a los tiempos que corren. De la mano de un nuevo socio, que invirtió en la recuperación de uno de los reductos más entrañables del centro de Rosario, los dueños del bar pusieron manos a la obra y la restauración del inmueble entró en su recta final. Sólo falta la conexión del gas y detalles de ambientación para salir a la cancha. 

La Buena Medida conservará perlitas del pasado, como una antigua máquina de coser, botellas clásicas acomodadas prolijamente en la estantería, el mítico cartel de una propaganda vieja de la gaseosa Seven Up con el nombre del bar debajo y las clásicas sillas y mesas de madera, son algunos de los elementos que seguirán formando parte de la fisonomía del lugar. Eso sí, el local lucirá totalmente renovado y con la estructura de siempre. La puesta a punto del inmueble, que se extendió por más tiempo de lo esperado dado que el grupo desarrollador decidió “parar en el verano” para retomar semanas atrás el proyecto, implica una mejora integral de las instalaciones desde los los baños hasta la cocina y ambientación.

Ubicado en el casco histórico de la ciudad, a metros del Correo y la Catedral, La Buena Medida abrió por primera vez en 1898 como almacén, local de venta de querosén, aceite, fideos y despacho de bebidas para los inmigrantes que llegaban a la ciudad. En 1956 se convirtió en bar y marcó un hito como el primero en su tipo en empezar a pasar música. Con el paso del tiempo se transformó en un refugio “bohemio” de estudiantes e intelectuales y transeúntes del centro que llegaban atraídos por sus precios económicos. En 2007 cambió de manos y reabrió manteniendo su perfil histórico gracias a la conservación de mobiliario y decoración con objetos antiguos. Ahora, tras otra pausa, La Buena Medida está a punto de abrir una nueva página de su rica historia.